Escribe Emilia Peralta
Llamamos mapas dinámicos a aquellas representaciones cartográficas capaces de mostrar la ubicación geográfica de los acontecimientos históricos y las relaciones entre los mismos durante un período determinado. Esta representación permite apreciar entonces, en una región extensa, las características de un momento histórico y “visualizar” una época.
Habrá entonces, distintos tipos de mapas según sea el carácter del momento histórico y los conflictos que se van a representar, ya que como cualquier otro recurso varía según cuáles sean los objetivos de la tarea. Puede haber, por ejemplo, un mapa que presente los conflictos regionales de un país, otro que ponga el acento en la relación entre un hecho y su contexto internacional, o bien la relación entre acontecimientos en diferentes lugares del mundo. En éstos y en otros casos se hace posible mostrar la simultaneidad de los acontecimientos.
Usamos símbolos para representar los hechos. Los alumnos diseñan, en cada ocasión, símbolos apropiados para los hechos que estamos estudiando. Se trata de dibujos que expresan los elementos principales de una cuestión (Así como las espadas cruzadas indican habitualmente una guerra). Elaborar los símbolos es una tarea muy completa ya que supone estudiar los hechos y jerarquizar los distintos aspectos de una cuestión histórica para seleccionar algunos de ellos. Ir de la investigación y el análisis a la síntesis, motivado por este proyecto.
Es importante diferenciar las ocasiones en las que los docentes damos un mapa y sus referencias para leer, recurso muy útil para acompañar la lectura de textos o la clase explicativa que amplía la información, de aquéllos que elaboran los alumnos. En este último caso los estudiantes están representando lo que entienden a través de sus símbolos y van localizando los hechos en los mapas. Van mostrando el grado de comprensión de lo que están estudiando y los docentes podemos usar la corrección orientadora para ir acompañando el proceso de aprendizaje: Mientras los chicos diseñan sus símbolos, el docente puede orientarlos, a través de un seguimiento adecuado de la tarea. El mapa resultante es la síntesis de la tarea.
1- UNA ADVERTENCIA
Siempre partimos de reconocer los aprendizajes previos. En este caso, necesitamos saber el grado de comprensión de los mapas que tienen los alumnos:
¿Constituyen formas de representar el espacio? ¿Pueden leer un mapa físico describiendo el paisaje? ¿Reconocen los límites políticos como fronteras entre pueblos diversos?, etc.
Si este conocimiento geográfico no está afianzado, tendremos que ir construyéndolo ya que para los profesores de Historia es un recurso imprescindible. Nunca es útil decir que “no nos corresponde” o dar por sentado que “ya tienen que saberlo”.
Seguramente hay bases o alguna información previa que, sumada al incremento de su experiencia sobre paisajes y lugares del mundo y a la evolución de su capacidad de abstracción, nos permitirán avanzar rápidamente con estos aprendizajes.
2- UN EJEMPLO: EL MAPA DINÁMICO EN EL APRENDIZAJE DE LA CONQUISTA.
Voy a referirme a una actividad realizada en varias oportunidades en el nivel secundario.
El objetivo que yo tenía, en esas circunstancias, era lograr la comprensión de las consecuencias de la guerra de conquista en América y avanzar en el conocimiento de los hechos que fueron conformando una estructura económica, social y cultural, que trasciende hasta nuestros días.
a- Estudiaron en primer lugar las culturas originarias.
Dividí a la clase en subgrupos para trabajar diferentes comunidades aborígenes. Cada uno localizó en el mapa físico correspondiente, a través de dibujos y símbolos, los principales rasgos políticos, como el tipo de autoridad y gobierno; económico-sociales, como las formas de organización productiva y las principales actividades económicas; religiosos a través de templos y dioses, así como algunas costumbres sobresalientes en la vida cotidiana de ese pueblo:
Constituyó el mapa base, entendido como la raíz del desarrollo de uno o varios pueblos.
b- Luego investigaron los Estados conquistadores.
Recuperaron sus aprendizajes previos sobre la época y las formas de organización de las huestes invasoras. Conocieron los objetivos generales de la conquista.
Cada subgrupo tuvo que profundizar la investigación sobre la conquista en la región que había trabajado, quiénes y cómo llegaron, por dónde, qué aspecto tenían. Cuáles habían sido los principales acontecimientos. Finalmente debían estudiar las consecuencias de la guerra, las formas de explotación de los vencidos, la nueva organización política, la religión, la lengua, la cultura impuesta por los vencedores.
Elaboraron símbolos de esos sucesos y definieron dónde localizarlos. Esto debía hacerse sobre un papel transparente colocado encima del mapa base: Un papel que permitiera ver con nitidez lo impuesto y lo latente, lo que era reprimido, destruido, avasallado.
Los profesores debemos buscar las fuentes necesarias para la investigación durante las clases ya que no siempre contamos con datos en los libros de texto. Estos libros (aunque hay honrosas excepciones) están impregnados por la concepción de la importancia de “los grandes imperios aborígenes”y el menosprecio por todas las demás comunidades. Se hace tal vez con intenciones reparatorias de lo que llaman “pueblos precolombinos”, mostrando que en América también hubo Imperios como el egipcio. La grandiosidad de estos primeros Estados absolutos, teocráticos, esclavistas, que se puede apreciar en los restos arqueológicos de los monumentos de ese poderío, se ha considerado muchas veces como lo único verdaderamente digno de ser estudiado. La mayoría de las veces no está entre los objetivos del aprendizaje, fomentar la curiosidad y el respeto por todas las formas de esas civilizaciones originarias y menos aún, mostrar a los chicos la resistencia al invasor como lucha por la libertad y el derecho a determinar su propio destino.
Los docentes hacemos un largo camino de reelaboración de nuestra formación al “abrirnos” al descubrimiento de estos contenidos.
He trabajado también con la maqueta como forma de representación. Se obtienen resultados diferentes. Recuerdo cómo colocaban encima del templo de los dioses “aztecas” o “Incas”, las Iglesias barrocas, sin saber aún que así están en la actualidad… Eligen un momento para representar, ya que la maqueta final puede mostrar la guerra misma o algún episodio de la resistencia (lo hicieron con el asedio a Tenochtitlán, o la resistencia dirigida por Lautaro en el sur), o las consecuencias y entonces tenemos que orientarlos para que reflexionen sobre cómo podría manifestarse, por ejemplo, la permanencia de algunas tradiciones. Durante todo el trabajo comparten sus dudas y debaten con sus compañeros y uno puede orientarlos planteando adecuadamente los problemas para que puedan resolverlos, estimularlos valorando su creatividad y acompañarlos en ese proceso de aprendizaje. (Es lo que llamamos corrección orientadora).
c- La puesta en común.
La tarea realizada por el curso es un rompecabezas que se arma entre todos y que da lugar a una nueva reflexión sobre los rasgos de cada episodio de la guerra de conquista. Pueden ver similitudes y diferencias, en las huestes conquistadoras y en la actitud y capacidad de resistencia de los pueblos amerindios. Pueden compartir sus hipótesis sobre la trascendencia de los acontecimientos en la formación de las regiones americanas y entender algunos rasgos actuales de nuestros pueblos.
Muchas veces los profesores cuestionan el trabajo de “rompecabezas”, suponiendo que los chicos “se quedan” con la información obtenida en el subgrupo. Esto depende de las consignas integradoras propuestas en la puesta en común. En el caso que comento se puede ver cuáles son los objetivos que exigen prestar atención al trabajo de los otros, comparar, diferenciar, elaborar conclusiones. Por otro lado, el propósito fue que profundizaran un caso para comprender mejor la totalidad del tema.
Los resultados de estas actividades varían según las inquietudes de los sujetos del aprendizaje y nos permiten, a los docentes, volver sobre la Historia desde dónde la interrogan en esa circunstancia, y por lo tanto, si tenemos una actitud de “apertura”, reelaborar nuestro propio conocimiento.
Los mapas superpuestos son una forma particular de mapas históricos. Constituyen un recurso útil para mostrar el proceso de conformación de una comunidad.
c- La síntesis.
Una vez terminada la tarea entonces, los alumnos comparten sus interpretaciones sobre el trabajo expuesto. Pueden reflexionar sobre la permanencia de los pueblos originarios y sobre la imposibilidad de destruir una cultura cuando se mantienen la memoria y el respeto por el pasado.
Se pueden apreciar las múltiples influencias que hemos recibido, reconocer el origen de algunas costumbres, entender algunos conflictos actuales, valorar los aportes recibidos a través del tiempo.
Evoco en este momento una clase de Aimé Painé, hija de mapuche y tehuelche, que recorría en la década del 80 las escuelas exponiendo el modo de vida y de expresión de su pueblo. Decía:
“Hoy somos como un árbol que ha crecido recibiendo injertos y cuya copa crece entonces y se desarrolla con matices nuevos y bellos. Sin embargo, ese árbol no puede seguir creciendo sino se riega y cuida la raíz. Sobre ella se asienta el futuro”.
3- LOS MAPAS HISTÓRICOS COMO EXPERIENCIA DE APRENDIZAJE
Pueden transformarse en:
a-Una forma de situar los hechos, estudiarlos y elaborar la síntesis.
- Ubican los acontecimientos en un espacio determinado. Pueden comprender la “escena histórica” dentro de un paisaje, de un ambiente geográfico. Y es en ese paisaje modificado donde se pueden observar las huellas del acontecer humano.
- Permiten seleccionar los principales acontecimientos (aquéllos que determinan las condiciones concretas de existencia de un pueblo e influyen así sobre su presente y su futuro). Estos hechos rompen con la linealidad del discurso o el texto, ya que representan hechos que suceden simultáneamente en diferentes lugares.
- Pueden jerarquizar a través del color o de las formas determinadas, la importancia de los hechos, o el tipo de sucesos (políticos, económicos, artísticos, religiosos…) Por otro lado, también el color o la forma de las líneas pueden determinar el tipo de relaciones así como la dirección de las flechas indica la secuencia de los acontecimientos.
- Son elaboraciones particulares, no hay códigos comunes, por lo tanto es preciso elaborar referencias muy claras. Ahí pueden ampliar la información. Al pié de página tienen que habituarse a citar la biografía.
- Se transforman así en una herramienta que pueden tener a mano, a la que pueden volver sin dificultades para repasar y enriquecer lo estudiado.
b-Un modo de facilitar que los alumnos protagonicen el aprendizaje.
- Movilizan sus recursos expresivos. Generan sus propias formas de comunicación de lo que van estudiando. Facilitan su compromiso con el aprendizaje.
- El mapa se transforma en un esquema propio donde cualquiera puede visualizar un momento histórico (Un momento abarca más que un instante, es aquél durante el cual operan las mismas circunstancias para producir ese resultado).
- Muestran su grado de comprensión de los contenidos.
c-Un modo de facilitar el seguimiento y la corrección orientadora:
- El docente puede observar a los alumnos “aprendiendo”.
- Los estimula respetando su modo de expresar el conocimiento. Puede orientarlos a través de preguntas para que el resultado sea más claro si es necesario y con el planteo de problemas para que corrijan si observa errores.
- Finalmente, si incorpora nuevas imágenes y recursos de diferentes alumnos en el momento de hacer la síntesis final del tema, contribuye a la elaboración social del aprendizaje.